viernes, 28 de diciembre de 2007

uN iNeViTaBLe éCSiTo - eL FaNTaSMa De La óPeRa CoN GaLLeTiTas

es de un sKaramuZa.. del último del 2006.. se puede ver en u tube ...

martes, 4 de diciembre de 2007

Silueto en el hospital público..

Este Silueto se publicó en "El Hospitalario", medio que tuvo poca tirada pero mucha levantada a una questaba tirada..

miércoles, 28 de noviembre de 2007

La vuelta de los conejos


En realidad no se llaman Los Conejos, sino Los Conquistadores, pero cuando publiqué el artículo anterior no quise mandarlos al frente...
Presten atención por favor al estribillo de esta canción "quiero tener corazón de chancho para comer, no quiero tener corazón de CURA, porque los curas no tienen mujer.."
también es muy fuerte cuando cantan:"cuando llegó su marido me vió que estaba comiendo el chancho de su mujer"
es claramente una de las más bellas poesías latinoamericanas de los últimos tiempos,
con un fuerte y sostenido compromiso social, crítica y contestataria..
estamos sin dudas frente a un grupo revolucionario
escuchen y vean.. no se arrepentirán...
Una cosita más: en la actuación detrás de la máscara Alfredo Alcón.

jueves, 23 de agosto de 2007

radio


en “chori 60” escuchan el programa todos los días.
me contó Emiliano, el dueño de la parrilla, quelotro día un viejo al escuchar que yo mandaba saludos a los que estaban almorzando ahí, miró la radio, asintió con la cabeza y levantó su copa.
amo hacer Radio.

martes, 19 de junio de 2007

NuÑeZ CoRTéS MeiNViTó uN RuTiNi

Las dos chicas de adelante y el flaco de blanco (Sebastián) son fanátics de Les Luthier como Leandro (elquetiene los ojos cerrados y dice "eeeee") el otro que no es Carlos Nuñez Cortés soy yo. La chica de Celeste es la novia de Sebastián (el que no soy yo, el otro Sebastián); la chica de verde es la novia de Carlos y Leandro y yo somos amigos, nada más que amigos. Carlos pagó el vino y se pelió caballerosamente con un mozo que lo bardeó.

sábado, 16 de junio de 2007

Me VoY a ViViR a eCuaDoR

Aqui Los Conejitos en la segunda etapa de la banda. Ellos comenzaron haciendo covers de los Stone aprovechando el parecido que tenían las bocas de Jonathan (cantante conejo) y Jager.
Pero realmente se aprecia el arte de los cinco fantásticos de Quito en este segundo disco que llamaron "Soy conejo y no me dejo" del cual se desprende este excelente trabajo de la banda junto al director de cine Camilo Luzuriaga. Gracias Samurai por tu inconmensurable colaboración en este blog. Que lo disfruten...

lunes, 19 de febrero de 2007

El Murciélago Rubio - Spencer Holst

Hubo una vez un gran murciélago rubio que se sentó junto a un barman.
El murciélago tenía los ojos azules más lindos que el barman hubiera visto.
Mientras volaban a 40 millas por hora en el Subterráneo Independiente, el barman se preguntó si esos cándidos ojos azules arderían en la penumbra como tranquilas llamas púrpuras, como las lamparitas azules de los extremos de las plataformas del subte.
El vestido de ella estaba hecho de terciopelo negro con alas de seda negra y guantes de raso; llevaba una curiosa máscara, que revelaba más de su rostro de lo que ocultaba; sus zapatos eran de taco alto y afelpados, y él advirtió que sus piés eran delicados, y se preguntó si ella estaría descalza debajo de esos zapatos o llevaría medias, y apostó a que tenía lindos dedos de los pies.
Este barman se estaba enamorando.
Era ralmente algo raro: un barman enamorándose de una extraña chica rubia que llevaba un traje de murciélago, en un subterráneo.
La mayoría de los idilios en subterráneo se bajan en la calle 34 para ir a una estación de ferrocarril de ahí a Saskatchewan: pero no tiene por qué ser de esa manera.
Por ejemplo, en esta historia el barman no sólo tendrá el valor de hablarle a esta chica: hasta se enamorarán los dos.
¡Cómo!, dicen ustedes. Están un poco indignados.
Me acusan de sadismo. Permitir que mi personaje, el barman gordo, de cara colorada, se enamore de esta muchachita. Ella se cansará pronto de él, dicen ustedes, lo dejará por un hombre más jóven, más adecuado, pues a través de la riqueza y el buen gusto de su traje, y la dignidad y la gracia de sus rasgos, es obvio que proviene de una buena familia. ¡Cuán infeliz harás al barman!, me dicen ustedes.
¡Tonterías! Yo no voy a hacer infeliz al barman.
Con seguridad, sin embargo, el barman tendrá muchos meses horribles después de esta noche de amor, y muchos años de tristeza después, pero esto no es la infelicidad, porque él hará muchas buenas acciones en agradecimiento al mundo por permitirle esta noche mágica.
No, la infelicidad es otra cosa; la infelicidad es no tener el valor. Pero volvamos a la historia: el tren entró rugiendo en la estación de Delancey Street y los ojos del barman se le salieron de las órbitas porque montones de gente disfrazada estaban bailando y cantando y soplando cornetas y corriendo y gritando y exaltándose en la plataforma del subte.
La chica se levantó.
El barman se levantó también, y con ojos ausentes y distraídos la siguió hasta el andén y fue allí donde habló con ella.
Ella lo miró, asombrada; lo miró de arriba a abajo; después se rió, pero no estaba riéndose de él, de eso estaba él seguro: era una risa de alegría que él iba a recordar.
Ella corrió.
El la persiguió!
Ella corrió a través de la muchedumbre, era escurridiza, parecía delizarse entre estos locos parranderos gesticulantes, mientras él tenía que luchar por cada pulgada y en su apasionada persecución le pisó un dedo a Napoleón, derribó a una bruja gorda y chillona, golpeó a un payaso en el estómago, sentó en el suelo a un sorprendido gorila, tropezó con la reina de Inglaterra, y ella corría y corría, fuera del subte, por Delancey Street hacia el río, hasta que él la atrapó y ella se quedó quieta en sus brazos mientras tomaba aliento, lanzando ocasionales risitas de alegría.
Era tan suave que él la besó, y después caminaron juntos, del brazo, mirando los fuegos artificiales y las multitudes, deteniéndose aquí y allá para tomar una cerverza.
¡Toda la ciudad estaba de fiesta!
Todo el mundo estaba disfrazado, todo el mundo tenía careta, y había reflectores, papel picado y fuegos artificiales por todas partes, como si fuera un maravilloso carnaval o algo así, y el barman se sintió un poco fuera de lugar con sus apagadas ropas de calle, sin una careta tan siquiera.
Pero la chica le dijo que estaba muy bien vestido.
Y él le preguntó qué era toda esa celebración, no había oído hablar de ninguna, pero ella simplemente se rió y lo besó, y eso fue todo.
Y así bregaron felizmente a través de las multitudes y de la noche, deteniéndose de vez en cuando para bailar, con una extraña música lenta en las tabernas, o con el jazz salvaje que se tocaba en casi todos los rincones.
Ella señaló un gran reloj en un edificio. Eran las once en punto.
Ella lo hizo apurar hasta una larga fila que caminaba lentamente ante la plataforma de un jurado, y cuando les llegó el turno los jurados hicieron un gran alboroto sobre ellos, y un jurado insistía en señalar con admiración la corbata brillante del barman, de modo que ganaron el concurso y ambos obtuvieron grandes copas de amor.
Los jurados los condujeron ante un gigantezco trono del amor, alzado muy por encima de la multitud que aclamaba, un tremendo almohadón, más grande que un colchón.
¡Era el trono para ellos! ¡Eran el rey y la reina de la noche! Habían ganado el concurso de disfraces.
Entonces el barman escuchó un tremendo tañido, la muchedumbre empezó a gritar y a aullar.
Él escuchó una sirena, baja, mucho tiempo.
La calle Delancey había enloquecido.
Su chica se sacó la máscara y él contuvo el aliento, tan hermosa era mientras señalaba el gran reloj en el edificio; ella lo dijo en susurros, tierna de pasión, amorosamente; le dijo: "¡Es medianoche! ¡Quítate la careta!".

lunes, 29 de enero de 2007

QueReMoS MáS SeGuRiDaD


¡LoS DeReCHoS HuMaNoS SoN PaRa LoS DeLiNCueNTes!

jueves, 11 de enero de 2007

Un personaje que vuelve a QUE TREN QUE TREN este año


ESPEREMOS QUE NO SE REPITA

Esto es del año pasado, fiel reflejo de la pacividad que generaron el cansancio y mil cosas más.
Este año, a partir del robo, sestá moviendo un poco más la cuestión...
Esperemos que sea un año de puta madre!
GRACIAS A TODXS LXS QUE SE SOLIDARIZARON DE UNA U OTRA MANERA.
AGUANTE RADIO ESTACION SUR CARAJO!
PD:la imagen la creamos con el Niño. Pasó un año nada más... pero las cosas cambiaron tanto!!

lunes, 8 de enero de 2007

La Otra Vaca (construxion colectiva)


Alrededor de la mesa. Todos. Éramos unas once o doce personas. El dueño de la casa servía de a trozos la cena. Exquisita. La última cena en ese lugar para todos los comensales (y los comecarnes y los tomamerluza).

Todos comíamos haciendo honor a ese momento histórico, a ese hecho sin igual, a esa memorable fecha, todos comíamos como si fuera la última vez. No sólo la última vez en esa casona, sino LAULTIMAVEZ.

Y casi toma forma esa tontera (eso de LAULTIMAVEZ) cerca de las dos de la mañana, pero nadie se dio cuenta creo.

Dejé de tocar la guitarra. El olor a gas era muy fuerte a pesar destar al airelibre.

No entendía cómo los demás podían soportarlo. El Anfitrión pareció enojarse un poco ante minsistencia y me miró con sorna cuando le dije por trigésima vez quel olor a gas nos iba a hacer mal.

Holden con su vozarrón explicaba, como si fuera un catedrático, los por qué y los qué de festejos y antifestejos futboleros y extrafutboleros; alegatos sin sentido a la barbarie que Manuco y Paul intentaban referirse pero solo proferían balbuceos mezcla de bronca y risa, sin poder argumentar, mientras otra ronda en dosis justas de cena calmaba las aguas solo por instantes.

Salí de la casona a tomar un poco de aire.

Para comprender mejor lo que pasó después, es necesario observar la figura 1 (o plano aquí adjuntado)


Salí a tomar aire decía y entonces escuché vagamente unos rasguños a la ventana questá en el frente de la casona. Parecía un gato. Pero no.

Luego de unos minutos, yo preguntaba y eso que había adentro contestaba si o no (“sí” un golpe, “no” dos golpes). Entré con sumo cuidado a la casa de adelante y ahí estaba atado y con la boca tapada con una cinta (como en las películas) el flaco que vive con el Roedor (alias del dueño de casa).

Lo desaté.

Su revelación primero me causó gracia, luego terminé por creerla y por hacer algo al respecto.

Me dijo: “El Roedor los quiere matar a todos, los está envenenado. ¿No sienten el olor a nitrógeno? El Roedor quiere dormirlos a todos… de hecho dijo que se iba a ir de esta casa y no es así… cuando lo descubrí era demasiado tarde... discutimos y comenzó a golpearme, pero en ese momento llegó uno de ustedes creo que era Django o algo así…” el relato era claro, pero como de a espasmos…

-Me cuesta mucho creerte- dije.

- Hacé lo que quieras, pero los quiere matar a todos con un caño que puso de un gas parecido al nitrógeno…

-¿Pero no le hace nada a él? ¿Por qué?

- No, él es un extraterrestre (…).

Me reí durante varios minutos. Pero el flaco se enojó y casi me pega. Me dijo:-callate!!!

Mexplicó un montón de veces pero yo no le creía! Hasta que me mostró las fotos y me obligó a entrar al sótano y me obligó a tocar y a revisar el instrumental (sofisticadísimo) que supuestamente era de nuestro anfitrión.

Cuando las pruebas fueron contundentes como para que dejara de reirme, él (nunca reveló su nombre) me dijo que tenía que ayudarlo a desmantelar el plan.

Reconozco que dudé mucho, pero quel flaco me había convencido de tal forma que quería salir corriendo a pegarle a Roedor. Él me frenó enojándose: - sos loco!! Es muy poderoso!!!

Durante toda la “misión” alterné entre la locura, el creer o no creer, la risa, los nervios y la anciedad.

Mientras el flaco trataba de cerrar una especie de manija, yo tenía que pasar por encima de donde todos seguían disfrutando de la velada y torcer (sin hacer ruido) el caño del cual salía el tóxico… tenía pocos segundos porque la manija que iba a cerrar mi (ahora) coequiper duraba cerrada entre diez y doce segundos según él mismo había comprobado.

La coordinación fue casi perfecta.

Lo más temible fue cuando pasé por el techo muy cerca del patio. Por suerte hablaban cada vez más fuerte y no se me escuchó mientras me arrastraba y golpeaba a veces, por atolondrado, por llegar al caño sin que ellos se dieran cuenta y a tiempo, para que no pasara nada.

Lo logré, en unos segundos (siete u ocho) pude enconvar el caño con la herramienta que me había dado el flaco y volver antes que se diera cuenta nadie.

Cuando concluímos la misión, desde la salida del sótano el flaco me dijo: - ahora rajá, cuando se dé cuenta nos mata…

Así que corrí, corrí hasta casa. Después, bien tarde, llamé a uno de los questaba comiendo ahí y me dijo que todo estaba terminando, questaban bien.

Al otro día me aseguré que todos estén, que nadie haya quedado en esa casa. Ahí respiré de nuevo.

Creo que Roedor nunca supo que fui yo el que arruinó su plan. Pero también estoy seguro que a varios de los questuvieron, el gas les afectó irremediablemente…